Cuando empieza el frio es hora de hacer cobijas.
Esta es mi Granny Blanket, hecha con 16 bolas de Wool-Ease; me tomo approximademente 2 meses en terminar por que N insistia que la haga mas y mas grande.
Estoy feliz con el resultado :)
Cuando empieza el frio es hora de hacer cobijas.
Esta es mi Granny Blanket, hecha con 16 bolas de Wool-Ease; me tomo approximademente 2 meses en terminar por que N insistia que la haga mas y mas grande.
Estoy feliz con el resultado :)
Jueves, Septiembre 8, 3:30 am.
Despierto unos minutos antes de que suene la alarma. Aún me faltan un par de horas de sueño, pero se que debo levantarme por que en menos de una hora vamos a tener un taxi esperándonos para llevarnos al mercado de pescado en donde a las 5:25 empieza la subasta de atún.
Entre el Inglés quebrado del taxista y el librito de frases en Japonés de N tenemos una micro conversación entre los tres que tiene como principal tema la delicia de la comida en el mercado, en donde el sushi es tan fresco como es posible (algo así como ‘de la mata a la olla’) y los sabores son como deben ser.
En línea con la buena costumbre Japonesa en cuanto a puntualidad, son las 5:25 en punto y estamos en una bodega gigantesca, rodeados de atún y hombres gritando en japonés sus ofertas por la pesca del día. Los atunes son grandes, y hay varios que son verdaderamente gigantes. Los expertos caminan entre las filas de atún con unos ganchos que insertan donde alguna vez estuvo la aleta trasera del atún para, me imagino, ver la cantidad de grasa y la frescura del pescado.
Diferente a los mercados ecuatorianos, el mercado de pescado en Tokio tiene un sutil olor a pescado fresco y es nítido. Esperaba sangre de pescado en todo el piso, esperaba desorden, esperaba olores fuertes y desagradables, y en su lugar llegué a un sitio sumamente limpio, lleno de caos organizado, con un delicioso olor a mar.
Los Japoneses son gentiles con los turistas pero se nota una mentalidad de que si estas en Japón las cosas son en Japonés, y es básicamente cuestión de los visitantes encontrar la manera de comprender lo que sucede. Hay pocos letreros en Inglés, únicamente los básicos para mantener a la gente en orden y evitar accidentes en el mercado, pero no hay explicación sobre lo que esta sucediendo, lo que se dice en la subasta, los precios, la diferencia que hay entre un atún y el otro, nada.
Sin embargo no toma mucho entender lo que esta sucediendo. Un hombre parado sobre una caja para estar una cabeza mas alto que el resto ofrece el producto que tiene en frente, mientras varios hombres al fondo de la bodega escuchan con atención y dan sus ofertas hasta que el precio se determina y el atún tiene dueño.
En la bodega nos paramos en un pasillo de unos 5 metros en donde aproximadamente 40 turistas estamos apachurrados mirando todo con ojos bien abiertos, con un poquito de frío por que al fin y al cabo la bodega es en verdad un congelador enorme, y bien visibles por que al entrar nos entregaron unos chalecos amarillos neon con el propósito de indicar a la gente del mercado algo como ‘turistas caminando, ojo!’.
Salimos de la bodega listos para el desayuno. Caminamos sin saber en donde quedarnos por los múltiples callejones llenos de restaurantes y tiendas en el perímetro del mercado. Cuando una mujer desliza unas puertas y nos invita, sin mucho miramiento entramos a un restaurante diminuto – con espacio apenas para el mesón de preparación del sushi, frente al que estaba otro mesón para los comensales, y unas sillitas en las que nos apretujamos y pedimos un set para dos.
Recibimos 7 piezas de sushi y desde el primer bocado ya sabíamos que de aqui en adelante todo el sushi que comamos en la vida no va a ser ni una milésima de delicioso comparado con lo que estamos saboreando en esa mañana.
Comemos huevitos de pescado (de esos rojitos diminutos que se revientan con toda suavidad cuando los presionas con la lengua contra los dientes); anguila, que tiene una textura carrasposa y sabe a mar; erizo de mar – que debo confesar se lo deje con todo gusto a N por que soy aventurera pero no tanto; camarones bebe crudos, atún con grasa, atún con menos grasa, calamar... todo acompañado de te verde bien cargado recién salido de la olla.
Cada una de las piezas fue preparada frente a nosotros, y el chef se encargó de poner wasabi y salsa de soya cada una por lo que en teoría nosotros no debíamos usar más de ninguno de los dos, pero esto se nos perdió en la traducción y cada vez que nos veía acercar nuestros bocados hacia la salsa de soya el chef levantaba la voz y decía “No soy sauce! No soy sauce!” y nos veía con cara de “pero que pendejos, por dior!”.
Al terminar estábamos llenos a reventar. Nos despedimos de la gente, todos muy amables como siempre, y al salir vimos un grupo de personas esperando a entrar a otro restaurante. El primer desayuno estuvo tan bueno, que llenos como estábamos decidimos ir por desayuno numero 2 – valía la pena la repetición.
Esperamos 45 minutos para entrar a este restaurante tan pequeño como el primero, con la diferencia de que tenia 10 veces la cantidad de personas. Pedimos un set completo para dos que incluía todo lo que mencione antes y otras maravillas extra. Comimos con gusto. Socializamos con el chef. Socializamos con los turistas de San Francisco a nuestra izquierda. Tomamos fotos. Bebemos te. Reímos. Felices felices. Ese era el día de mi cumpleaños, y lo empezamos bien.
Después de un par de copas de vino durante la boda de Tim y Noelle, sintiendome invencible dije que sí a la idea de ir Skydiving este fin de semana. No se me pasó por la mente mi miedo a las alturas, ni el hecho de que cada vez que me he subido a un Rollercoaster he salido con tremendo dolor de cabeza del susto y la tensión – en ese momento solo pensé en lo lindo de bajar con el paracaídas toda relajada viendo al horizonte y me olvide totalmente que para llegar a ese punto tienes que saltar de un avión a 11.000 pies de altura y descender en caída libre por 5.000 pies hasta abrir el paracaídas.
Pasé toda la semana pensando en no saltar, en el susto que tenia, en lo peligroso del asunto, pero sobre todo estaba segura que si no saltaba me iba a arrepentir por siempre, iba a estar triste y sentirme derrotada. Por último, pase toda la semana sabiendo que desde hace años me hice la promesa de que si algo me asusta significa que tengo que hacerlo, por lo que hacer esto se volvió una obligación conmigo misma.
Llegamos a Frontier Skydiving a la 1 pm el Sabado 9 de Julio. Tomó poco tiempo organizarnos y tomar el curso básico, en el que primeramente debes ver un video en el que un abogado dice “usted va a saltar, usted esta poniendo su vida en riesgo, usted puede morir o quedar deforme, usted toma total responsabilidad de todo, y si usted nos sigue juicio va a perder – disfruten el salto!”. Los siguientes 30 minutos son dedicados a aprender a tomar la forma necesaria para el salto, como ubicar tu cuerpo junto al instructor, sentarte en la puerta del avión con medio cuerpo afuera antes del salto, tomar la forma adecuada para crear la menor resistencia de aire durante la caída libre hasta llegar a las 6.000 pies cuando te dan la señal de soltar el paracaídas.
También tuvimos una breve instrucción de como funciona el paracaídas principal, el de repuesto, y la tecnología que hay detrás. El paracaídas de repuesto esta equipado con un altímetro electrónico que se resetea cada vez que subimos al avión. Si se da el caso que hasta cierta altura el paracaídas principal no se ha abierto, el altímetro suelta unos cordones de seguridad para que el de emergencia se abra automáticamente sin intervención manual – esto me dio cierta calma, por que todo fue súper profesional y bien planeado.
Unas 10 personas saltaron antes que nosotros, por lo que esperamos casi 3 horas hasta nuestro turno. Cuando ya era la hora mi instructor Nick vino a buscarme y empezamos la preparación de ponernos el traje (que no tiene otro propósito que mantener la ropa limpia en el momento del aterrizaje) e instalar el arnés.
Una vez en el avión (diminuto avión en el que alcanzamos 6 personas, en filas de dos en dos, bien apretaditos) mas o menos a los 5,000 pies abrimos la puerta para dejar saltar a un jumper haciendo ‘hop n pop’ (saltar a 5,000 pies y abrir el paracaídas pronto después), y continuamos con el asenso a 11,000 pies.
Casi a los 10,000 pies Nick empezó a prepararme. Hay 4 puntos de conexión entre el jumper y el instructor y después las correas deben apretarse super bien hasta que casi no haya espacio entre las dos personas con el propósito de que dos cuerpos caigan como uno.
Al estar en la puerta del avión sentí una tremenda angustia, me aterré y ya no quería saltar. Estaba con todas las ganas de regresarme y olvidarme del asunto, pero Nick me dijo ‘Naaaaaaah! Everybody jumps off this plane!”, y me dio muchisimo apoyo para animarme. En este punto yo estaba agarrada a la puerta del avión con pánico, pero Nick soltó mis manos, las puso en posición cruzada frente a mi pecho, dijo algo como “Skydiver ready!” y sin más saltó – lo que fue bueno, por que si me daba dos segundos mas a pensarlo, yo no iba a poder hacerlo.
El asunto de estar sentado en la puerta abierta de un avión es que estás atado a una persona que está determinada en saltar, así que en ese punto no hay regreso - susto o no susto, uno debe hacerlo.
Un par de segundos después del salto sentí un terror que salía de todo mi ser y solté el grito mas grande de mi vida y por un par de segundos perdí completamente el control. Afortunadamente casi al instante Nick me dio un par de señales para que ponga mis piernas y brazos en posición y eso hizo que mi cerebro salga de la burbuja de pánico en el que estaba y logre enfocarse en lo que tenía que hacer, mantener mi cabeza en alto, las piernas dobladas hacia arriba, los brazos en 90 grados – y sobre todo, respirar.
Por supuesto, todo esto sucedió luego de gritar con absolutamente todas mis fuerzas como no he gritado jamás, hasta que me di cuenta que tanta gritadera no estaba haciendo nada por mi - además, el ruido tan tenaz durante caída libre que uno puede gritar a morir y no se escucha nada y entre el miedo y el viento, tenía la garganta reseca en un parpadeo.
Los 55 segundos de caída libre pasan rápido y fuí afortunada al lograr calmarme lo suficiente como para comprender que estaba ahí, haciendo esta cosa completamente loca y maravillosa, y sobre todo disfrutar de que realmente estaba volando.
Poco después, mientras mantenía la cabeza en alto mirando hacia el horizonte, recordando respirar, Nick me dio la señal de que llegamos a 6,000 pies y tenia que liberar el paracaídas – al buscar el release no lo encontré inmediatamente, así que Nick tomó cargo y un segundo después teníamos el paracaídas abierto y de pronto todo era silencio – un silencio tan profundo y lindo, solo quebrado por la voz de Nick diciéndome en total calma que estaba todo bien y que mire las cataratas del Niagara que estaban justo frente a mi – y fue tan hermoso.
Segundos después Nick soltó uno poquito las correas por las que estábamos atados – lo que casi me mata del susto por que sentía que me iba a ir de cabeza – y también me dio a sostener un par de correas para que yo misma pueda maniobrar el paracaídas, pero por supuesto, Nick estuvo en control total del asunto todo el tiempo y yo solamente seguía sus ordenes.
Poco después de empezar el descenso llegamos a la altitud necesaria para practicar un par de veces los movimientos para aterrizar (levantar las piernas rectas en 90 grados con rodillas y pies juntos y bajar los brazos rectos casi tratando de tocar las rodillas), y después la caída duró apenas unos minutos mas y de pronto estábamos sobre el campo de aterrizaje, Nick me dió la señal, y aterrizamos suavecito, como si nada.
Abajo nos esperaban nuestros amigos, super emocionados de vernos llegar, y cuando toqué tierra me sentí increíblemente feliz – feliz como no había estado en meses, y a la vez me sentí viva e invencible. El efecto del salto es un ‘natural high’ potentisimo que me duró horas, y a las 2 am seguía con toda esta energía que no me dejaba dormir.
El hecho de que realmente lo hice se me hace a momentos increíble. Hoy me la he pasado preguntando a N si realmente sucedió? Fue verdad? Y N me dice que si y se toma el tiempo de recrear conmigo cada segundo desde que nos subimos al avión hasta que me vio saltar – y si, fue real, y soy tan feliz de haber dado ese paso, y haber cumplido algo que me había prometido hacer desde hace tanto tiempo.
El otro día me quejaba (lo que va muy bien con mi personalidad de princesa) sobre esto que siento que se podría definir como ‘overload’ de trabajo y de esta fea sensación que he tenido últimamente de que toda mi vida se centra en oficina y en absurdos corporativos que lo llenan a uno de experiencia, reputación y un sueldo, pero son a la final tan, tan, tan blah.
Decía que no tengo nada que contar, que antes cuando estaba en India habían tantas aventuras, y mas aún en Londres que es el cielo de las cosas maravillosas (todo es maravilloso en Londres, todo); decía que que aburrido será para alguien leerme cuando solo hablo de trabajo, decía que este blog esta muriendo, lo que me causa dolor, que dolor!
N, muy sabio él, como todo dragón de su edad que ha vivido mucho, visto mucho, y escuchado otro tanto, me dijo “pero tontita, mira todo lo que tienes que contar! Hasta ahora no has hablado de nuestra ida a Comic Con en Toronto, no has contado de la visita de Jane, no has dicho a nadie sobre tus fabulosas nuevas Dr Martens, no has hablado del precioso día que hizo el Sábado, y no has mencionado en un buen rato cuanto te amo”, y yo dije “OMG! Cuanta verdad!” (en serio, eso dije).
Esta noche decidí sería una noche de ‘mi’. N esta de viaje, yo estoy en casa, salí de la ofi a las 6 pm, fui a ver a Janet para que me corte el cabello, me pasé por Pier1 comprando cositas de olor, y ahora que estoy en casa me puse a organizar ideas.
Primero a la mente se viene Comic Con – nuestro primer Comic Con, al que fuimos con mucha emoción, y del que salimos un tanto decepcionados – es que la verdad, no sabíamos que esperar, y lo que nos encontramos nos dio pena.
Al llegar vimos lo que es obvio, una tropa de Stormtroopers en camino a encontrase con Darth Vader. Había un buen numero de gente en cosplay pero menos de los que me imaginaba – y por cierto, sé tan, pero tan poco del mundo de los comics, que muchos de los personajes me fueron, y me son, un misterio. Había una mujer azul (pero no era la de X-men), había una roja (pero no era la de Marvel), habia un r2d2 (muy reconocible, obvio), y no había nadie vestido de Death (Neil Gaiman’s Death, por cierto, es mi personaje de elección si alguna vez me decido a hacer cosplay).
Sabíamos que Nicholas Brendon (Xander, de Buffy the Vampire Slayer) iba a estar ahí, pero pensamos que no lo veríamos porque supusimos que para ‘acercarnos’ a los artistas invitados teníamos que pagar por tickets VIP, pero resulta que no fue el caso. Tan pronto llegamos habían unas mesas casi a la entrada, y detrás de las mesas estaban fotos de cada uno de los actores; al principio no estaba ninguno de los actores de Buffy (Mercedes McNab que es Harmony, y Julie Benz, que hace de Darla, también estaban invitadas) pero nos encontramos con el Chief de Battlestar Galactica (Aaron Douglas) y Kate Vernon (Ellen Tigh en la serie, quien resulta ser cylon! – y si no han visto la nueva versión de Galactica, ya les jodi la serie, haha!), y también vimos a alguien que me dio mucha emoción, el actor que hace de Chewbacca, Peter Mayhew, que es un hombre mayorcito, delgado, e impresionantemente alto.
En este punto habíamos estado en ComicCon por 10 minutos y ya teníamos penita.
Los actores en cada una de esas mesas venden fotos, de eso se ganan la vida ahora que sus series están fuera del aire y ellos son mayormente reconocidos por los papeles que jugaron en una serie que se volvió un icono pero que no les va a dar mas dinero ni roles. Y bueno, tienen un trabajo, se ganan la vida de alguna manera, pero supongo que esperaba … no se, algo ‘mas’ (?).
Me dio yeyo lo delgadas, y quiero decir del-ga-das que se veían todas las actrices, no tanto como llegar a ser esqueléticas, pero casi, y definitivamente el que me dio mas impresión fue Nicholas Brendon que, básicamente escondido bajo un sombrero y unas gigantescas gafas negras (supongo buscando pasar desapercibido para evitar que los fans de Buffy se lo coman vivo) apareció un poco después, y lo vi contando el vuelto para un fan que le había dado un billete de $20 por una foto autografiada que costaba solo $10. Me dió una sensación de ganas de ir a comprarle una foto, pero no por que quisiera de recuerdo, sino como para darle una mano – y no se, no se supone que uno debe sentir eso por actores que estuvieron al aire en una serie super exitosa por 9 años, no?
En fin, luego de dar las vueltas por el convention center por casi dos horas nos dimos cuenta de que vimos todo lo que teníamos que ver – incluyendo a Kate Vernon comiendo papas fritas con manzana, y a Billy Dee Williams (Lando Calrissian, Star Wars: Episode VI - Return of the Jedi) con cara de abombe pero sonriente al fin, decidimos que tuvimos suficiente y nos fuimos por sushi y cervezas.
Al día siguiente al hacer checkout del hotel el Garabato me agarra del brazo y me dice ‘Ve! Xander!’ y yo ‘Donde?! Donde!?” y dicho y hecho, era Nicholas Brendon, mismo sombrero, mismas gafas, chompa azul de diseño de Llamas blancas (muy de Otavalo) haciendo check out del hotel en el que estábamos nosotros – y si, soy bien fan de Buffy así que lo admito, me emocioné.
Saliendo del hotel fuimos a la tienda de Dr. Martens en Queen St en donde me compré estas maravillas, y fui feliz.
Al regresar nos preparamos para la llegada de Jane, mi muy querida amiga Canadiense residente en India, a la que tuve la gran alegría de conocer una noche en el Fashion Cafe de Hyderabad.
Jane vino a quedarse por dos semanas con nosotros, y su presencia fue tan ligera y grata, que las dos semanas se pasaron como una brisa y cuando mas cómodos y felices estábamos, Jane se nos fue de regreso a su casa, su novio, y su perro hindú. La extrañamos.
Jane nos dejó un Sábado de buen clima, el primero en meses. Al parecer el invierno decidió dejar de darnos batalla, y la primavera esta llegando con timidez, pero llegando al fin.
Mi jardín es un desastre. No he tenido tiempo de limpiar o plantar o remover absolutamente nada, y espero (si este puto clima no se va a la mierda de la noche a la manana, pardon my french) que este fin de semana pueda salir unas horas al sol y dedicarme a ponerlo todo bonito.
Hasta tanto, me quedan 3 días de trabajo (suspirito), un día de entrenamiento (suspirito), y dos días mas sin N (suspirito).
Y por que dejar de mencionarlo sería imperdonable, debo decir que N me ama. Mucho.
(Y yo lo amo a él).
Por primera vez en mi vida profesional hoy me tomé el día para quedarme en casa por que tengo una gripe muy muy fuerte y por eso ayer fui muy muy miserable en la oficina.
En la mañana pensé que mas tarde prendería mi laptop y limpiaría algo de e-mail para volver mañana a la ofi con las cosas bajo cierto control, pero ahora creo que no voy a hacerlo, por que es MI día libre y oficina es oficina pero ahora estoy enferma y creo que después de las pasadas semanas me merezco estas horas de total descanso.
Por más difícil que sea, debo aprender a aceptar mis limitaciones al tiempo que trato constantemente de trascenderlas – y lo bueno es que, para mi, lo que hace la vida interesante es la búsqueda de un balance entre estas dos tendencias.
Las pasadas tres semanas fueron llenas de días de trabajo de 12 horas, muchisima organización y cosas para las que ya no me quedó tiempo y quedaron pendientes.
Estuve organizando seminarios sin parar para uno de mis clientes. Tuvimos un business review el Jueves, un seminario gigante en Virginia en Viernes, uno similar en Shenzhen y se viene otro en Shanghai el lunes, para luego tener dos semanas de break y prepararnos para uno mas en Buffalo a inicios de abril, seguido por otro en Hong Kong – y todo esto representa organización y mas organización y muchisimo trabajo, pero ayer que regresé a casa, luego de dormir poco, trabajar mucho, y estar al tanto de cienmillonesdoscientostreintaytresmilochocientos detalles me sentí tan satisfecha y feliz por este avance y por el hecho de que una vez terminado el seminario en Virginia (que fue, por decir, el ‘test run’) las palabras ‘Excelente’ y ‘Sobresaliente’ no pararon de ser pronunciadas.
Que manera de crecer en los pasados meses; me siento cada vez mas segura y confío mas en lo que se y en la estrategia que propongo – que bien se siente esto de sentirme en un suelo un poco mas firme que en Septiembre.
Entre mucho trabajo y pocas horas de sueño he leído varios libros excelentes en las pasadas semanas. NPR tiene un blog que se llama “You Must Read This” y que tiene recomendaciones de libros dadas por los bloggers de NPR, y mi proyecto es leerme todo lo que ellos recomienden. Empecé hace un par de meses con este libro llamado “An Exclusive Love” de Heller McAlpin sobre una pareja de ancianos, sus abuelos, que cometieron un doble suicidio cuando tenían mas o menos 80 años. A través de este libro su nieta trata de encontrarle sentido y explicación a su suicidio, relata la vida de sus abuelos después de sobrevivir el holocausto, y hace un recuento de como ella imagina fue su último día de vida en el que la preparación de meses llegó a su final y dan el paso de morir juntos en su cama, a su tiempo.
Casi al terminar ese libro mi hermano llegó a casa con The Walking Dead, una novela gráfica (hasta la fecha en 6 volúmenes) sobre el mundo después de que los muertos vuelven a la vida haciendo que el caos natural de este planeta se multiplique exponencialmente –y fue excelente. The Walking Dead me abrió los ojos y me recordó que el problema no son los muertos, sino los que quedan vivos, así que hemos re-considerado nuestro plan de acción en caso del fin del mundo, y ahora tenemos un plan mejor armado (en sentido de planeación y, literalmente, armas) y si alguna vez sucede que los muertos vuelven a la vida nosotros vamos a buscar refugio en el Wal-Mart mas cercano por que el sitio no tiene ventanas, los puntos de acceso son limitados, tiene todo lo necesario para vivir y sobrevivir por años, y tienen escopetas – tres cosas totalmente necesarias durante cuando el mundo como lo conocemos se va al carajo.
Ahora estoy leyendo The Quick and the Dead, de Joy Williams, pero en una semana apenas he adelantado unas 30 páginas – y mi lentitud no tiene nada que ver con el libro (que es una delicia de leer) sino con el hecho de que he tenido tan poco tiempo que no me parece justo dedicarle una serie de ‘par de minutos’, sino que prefiero tenerle on-hold por unos días mas hasta tener la oportunidad de sentarme y saborearlo como se merece.
Entre otras cosas, hemos lamentado muchísimo lo sucedido en Japón. Durante las pasadas semanas N y yo habíamos estado muy diligentes y agenciosos en la planificación de nuestras vacaciones en Septiembre que iban a ser a Tokio y Kyoto, pero a vista de lo sucedido hemos decidido cancelar el plan y buscar otro sitio al que ir - lo que me parte el alma, por que he esperado tanto tiempo ir a Tokio y pensé que 2011 sería EL año – pero claro, lo de nuestras vacaciones son boberías y lo que realmente importa es la tragedia por allá, y si de algo sirve, desde el lado derecho de mi cama les envío a los japonesidos todo mi corazón.
Y si, son las 8pm y he pasado en cama estedía tratando de acumular suficientes horas de descanso para que este resfrío que decidió alojarse en mis pulmones decida irse ya – tengo mucho trabajo que hacer en los días que vienen y una gripe sería de lo mas inconveniente; además tengo visitas en casa por las siguientes dos semanas y quiero estar bien para disfrutar de su presencia.
Para cerrar, les dejo una canción de Amanda Palmer que sigue llenando mis días de música y letras que me mantienen feliz:
El fin de semana pasado mi hermano y yo fuimos desde Buffalo a San Francisco.
San Francisco es una de mis ciudades favoritas en el mundo. No solo es precioso, sino tiene un feelin’ que me encanta, y algunas personas a las que admiro mucho en el mundo virtual (Heather, Derek, Kevin Rose) viven ahí y estar en la misma ciudad, con la posibilidad de encontrármelos, me llena de emoción.
Muchas veces me he imaginado viviendo en San Francisco, caminando por calles empinadas y pasando fines de semana en la bahía, o en Buena Vista park, y viviendo en una casita con un árbol de naranjas bien amarillas y llenas de sol.
Sin embargo, lejos de ser un fin de semana placentero, fueron un par de días muy estresantes y la razón fue que nuestra visita a SFO era para encontrarnos con mi papá y hablar del que hasta ese momento parecía el iminente divorcio de mis padres.
Fue un fin de semana de charlas tensas, y sobre todo de silencios, cada uno de nosotros concentrados en nuestros propios pensamientos, preguntándonos qué estaba por venir, cómo iba a ser la situación de familia si este divorcio llega a concretarse, y no podía evitar sentir miedo por las consecuencias que esto podría tener en la vida de mis papás, de mi hermano, y sentir temor de la siempre presente posibilidad de que una relación que funciona en un momento, puede dejar de funcionar en el siguiente.
Imagino que 33 años de matrimonio estarán llenos de errores – al fin y al cabo, no somos así los seres humanos? Un error tras otro, con uno que otro acierto que nos llena de esperanza? Tontamente caminando, tratando de crecer, tomando decisiones incorrectas, pronunciando palabras que lastiman, actuando de manera absurda, hiriendo y siendo heridos?
El fin de un matrimonio no es como un switch de On/Off, un matrimonio se acaba cuando la lista de ‘cons’ es mas larga, pesada y dolorosa que la de ‘pros’ y una o dos personas deciden ponerle un alto al absurdo, pero creo que por mas larga que sea la lista, hay un momento determinante en la vida de una pareja en la que una persona se da cuenta de que ya no es feliz, y ese momento debe sentirse como una cachetada dada por una mano helada.
N y yo hablamos al respecto; qué hacer, nos preguntábamos, para evitar estar en esta situación en 22 años? Hablar ahora, me dijo él. Y tiene razon, por que no es secreto que solucionar problemas hoy, evita que se conviertan en divorcios mañana – pero es eso todo? Lo dudo; y no es mi intención dar respuesta a esta pregunta en este post, pero si pensar al respecto y mantener en mente, siempre, que el peor error que uno puede cometer en una relación es dar por sentado que la otra persona siempre va a estar ahí, que su paciencia será interminable, su perdón eterno, su memoria mala, y su amor infinito, por que la realidad es que no es así.
Nos despertamos esta manana con un ruido extrano en las ventanas. Al acercarnos lo que vimos fue esto:
Hoy ha sido un precioso día lleno de sol, y la temperatura afuera es -15°C
Las calles están totalmente silenciosas, poca gente tiene ganas de salir con estas temperaturas, y el ruido en nuestras ventanas era causado por los vidrios expandiéndose después de pasar toda la noche a temperaturas sub-cero y después expandirse por el calor de los rayos de sol.
Sorprendente que hace apenas unos años estas temperaturas eran inimaginables, y físicamente dolorosas. Ahora son cosas del día a día, tan “fácilmente” manejables por que tenemos ropa que nos mantiene calientes hasta cuando afuera esta a -25°C, botas de nieve que nos mantienen caminando seguros sobre hielo, guantes, gorros, nuestras ventanas están cubiertas de film aislante que al parecer nos mantiene calientes sin tener que prender la calefacción al máximo, y sobre todo, nos hemos acostumbrado al viento helado, y hemos aprendido que 0°C es aún una temperatura cómoda para salir en camiseta, que -10°C no se siente tanto peor que -5°C, y que mientras no haya mucho viento -15°C tampoco es la gran cosa.
And when the night is cloudy, there is still a light that shines on me,
shine until tomorrow, let it be.
Releyendo mis posts sueno tan positiva – no soy así en la vida real. Pero este sitio es un reflejo de como quiero verme a mi misma en el futuro; cuando vuelva aquí en 10, 15, 35 años y mire hacia atrás quiero saber que habían buenos momentos, por que en mi diario vivir suelo enfocarme tanto en los malos. Sin embargo me doy cuenta que evitar escribir sobre mis malos días es negar esta otra parte de mí, la parte que está pasando por un mal momento y se pone a llorar por las cosas mas absurdas.
En estos días estoy sintiendo de nuevo este estrés que me derrumba, y me pregunto cuánto tiempo va a durar? Va a ponerse mejor en algún momento? Vale la pena el sentirme así? Me estoy dejando afectar demasiado? En qué punto me doy cuenta que en verdad mi calidad de vida se ha deteriorado, y cuándo es el momento de decir que esto no vale la pena? Y si en verdad vale la pena? Y si es solo cuestión de empujarme un poco mas y seguir adelante? Y si no?
Desde un punto de vista racional pienso que es natural tener todas estas preguntas. Sobre todo en estos días en los que estoy manejando un proyecto de pesadilla, que se pone cada vez peor.
Por otro lado me siento débil, y al sentirme débil me siento tonta, y de ahí empieza el cataclismo de emociones que se resume en que me odio a mi misma.
Supongo que hay dos soluciones: a) seguir aquí, ganar experiencia y aprender a manejar mis emociones y reacciones, tanto como mejorar mi razonamiento y el manejo de mis actividades diarias, o b) dejar mi trabajo – sin embargo, esta última me huele demasiado a fracaso.
Extraño mi vida de cero dramas, pero en el fondo sé que como todo pasa, esto también va a pasar - the trick is to keep breathing.
Cada vez que escucho Dancing Queen me acuerdo de Rebeca.
Siempre que tomo un capuccino y le remuevo la espuma asi despacito con la cuchara, recuerdo a Malu.
No puedo escuchar la Parazula sin tener la imagen de Dario en mi mente.
El olor a café recién pasado indudablemente me hace pensar en mi Papá.
El café con leche me recuerda a mi abuelo.
Correr en plena lluvia me trae imágenes de Andres C.
Escuchar Dee de Ozzy me recuerda a Marcelo.
Y buscar formas en las nubes me recuerda a la Pitu.
Me pregunto que te trae recuerdos de mi ?