Yo y los roedores no tenemos una buena relación.
Jennifer me encargó cuidar de sus 3 conejos bebés desde el día domingo. Me dijo que podía moverlos a mi jardín si quería para que coman mi césped, que tenía que revisarlos 2 o 3 veces al día y darles sus hierbitas que las puedo comprar en la tienda al otro lado de la calle, y que me asegure de tenerles siempre en un cuarto bien ventilado y fresco.
Todo lo hice como me indicó, y hoy uno de los conejos, Custard, el beige, el más bonito de los tres, se murió.
No se que le pasó. Ayer al medio día comió muy poquito, y para la noche dejó de comer completamente. Como los conejos tienen un plato de comida en su jaulita todo el tiempo me imaginé que sencillamente no tenía hambre así que les dejé un manojo de hierbitas en la jaula y me fui a dormir.
Esta mañana llegué a encontrarle tieso al pobre conejo, mientras los otros dos estaban acurrucados al otro extremo de la jaula. Fue terrible.
Primero me entró el pánico (mierda, mate al conejo! Ahora Jennifer me aniquila!), luego la culpa (mala Magu, mala! Mala babysitter, mala!), luego la negación (puede que siga vivo y esta catatónico! Si!), luego la aceptación (mamor, se murió el conejo!!!), y luego el fastidio (y ahora qué hago con el cadáver de conejo!? Mierda, mierda!).
El proceso de removimiento del cadáver fue horroroso. Resulta que el conejo tuvo algún problema intestinal y se fue de coles toda la noche (pobrecito, debe haber estado súper adolorido). Así que la jaula y el papel periódico debajo de ella eran un absoluto asco… y yo que con lo más mínimo me asqueo y me da nausea, ya se imaginarán.
Lo primero que hice fue correr a mi casa a buscar guantes desechables, fundas, y una caja para poner a los otros conejos temporalmente. Luego en la casa de Jennifer agarrar a los dos conejos fue toda una proeza – primero por que no quería tocar al conejo muerto, y segundo por que los otros dos conejos estaban aterrados y no paraban de saltar.
Una vez que conseguí poner a los dos conejos a salvo en la caja saqué la jaula al jardín y tuve que remover el cadáver. Fue la primera vez que tuve contacto directo con un mamífero muerto, y si, se ponen tiesos. Es tenaz.
Envolví todo en una funda y la dejé en el patio mientras me encargaba de los otros dos sobrevivientes. Mientras tanto N hacía una búsqueda en Google para tener una idea de lo que pasó, y según encontramos esta forma de morir de los conejos es muy común – de hecho, todos los síntomas que mencionaban en Google los había tenido el conejo, y básicamente decían que si cualquiera de ellos se presentaba uno debía llevar al conejo al veterinario inmediatamente. Que pena que no supe de esto a tiempo :(
Esta tarde pasé en Bunny Watch cada pocas horas. Mientras los conejos sigan comiendo significa que todo esta bien, y hasta hace 3 horas estaban con buen apetito, bebiendo su agüita, y haciendo popó.
Ahora que estoy en casa en cambio estoy cuidando de Myka, la perrita de Rebeca. Las cosas con Myka definitivamente son más fáciles – y es que quién se va a imaginar que cuidar de 3 roedores sería tan complicado??? (Aparentemente N sabía de lo jodidos que son, pero yo acepté el cargo antes de consultarle – groso error).
Así que hace pocos minutos le mandé un mensaje a Jennifer avisándole de la pérdida, pero no estoy muy preocupada por que ella sabía que los conejos son frágiles y según me dijo tanto ella como sus hijas están preparadas para lo peor – ya veremos.
Mientras tanto estoy averiguando en donde puedo comprar conejos de repuesto. Pienso al menos tener ubicados unos 3 o 4 más por si sigo con una terrible mano y los conejos siguen muriéndose.
El papel de nana afortunadamente se me termina a inicios de la semana que viene cuando salimos de viaje al sur de India, pero como mi remplazo va a estar Rebeca quien se quedará a cargo de dos perros y dos conejos. Pobrecilla!