Thursday, December 31, 2009

Sobresalientes

Es el fin de la década, y siendo los 10 años que mas han cambiado mi vida, valía hacer un recuento de hechos sobresalientes empezando con el mas importante, mientras que los siguientes aparecen al azar conforme se me venían a la mente:

- Esa noche en el Cerebro en la que conocí a N.

- El hecho que USA se volvió nuestra casa permanente.

- Mi graduación universitaria (Summa Cum Laude carajo!).

- Vivir en Londres y enamorarme de esa ciudad.

- El hecho que USA se volvió la casa permanente del Garabato – para total felicidad de todos.

- Vivir en India.

- Conocer el Taj Mahal.

- Visitar los mercados de navidad en Berlin.

- Ver a Patrick Stewart en “A Christmas Carol”.

- Descubrir Om shanti Om.

- La primera vez que comí un doughnut de Krispy Kreme.

- Leer “Crimen y Castigo” de Dostoyevsky.

- Haber tomado un semestre de crítica literaria junto a Dr. Ma.

- Tener mi licencia de manejo.

- Esa noche correteando con la Malú en París.

- Visitar Tailandia y Hong Kong.

- Conocer Paris (y volver, volver, volver).

- Conocer a estos chicos.

- Leer The Sandman.

- Ver a Coldplay, Smashing Pumpkins, U2, Soda Stereo, Charly Garcia, Fito Paez, Bjork, Sting, Eric Clapton, Annie Lennox, Interpol, The Killers, Arctic Monkeys (y muchos otros) en concierto, en vivo.

- Ver bailar a Mikhail Baryshnikov desde primera fila.

- Aprender a hacer galletas de navidad monstruosamente maravillosas.

- Las 3 veces que fui a ver a David Sedaris leer sus libros.

- Ir a Ámsterdam un Septiembre.

- Mi primer Ipod.

- Mi primer auto.

- Nuestro descubrimiento del Bubble Tea.

- Conocer a Rebeca (y juntas vestir nuestro primer saree).

- Aprender a tejer con agujas largas y agujas de crochet.

- Ver Lost In Translation.

- Aprender sobre The Arcade Fire; Blackfield; The Kings of Convenience; Kashmir.

- Mi primer Tattoo.

- Independencia.

- Ir a Las Vegas a inicios de siglo.

- Sobrevivir mis 23 años.

- Aprender y practicar Krav Maga.

- Subir la pirámide del sol.

- Recibir una maleta amarilla de regalo sorpresa así por que si.

- Trabajar con el SOS Children’s Village

- Los paseos manejando hacia Montreal y Washington.

- Conocer el Lotus Temple.

- Empezar este blog.

- Abrir mi cuenta de Flickr.

- Cantar en el coro de Thanksgiving en St Paul’s Catedral, Londres.

- Pasar la primera blanca navidad junto al Garabato y a N.

- Comprarme mi amadisima SLR.

- La noche en la que tomamos esta foto.

- La felicidad enorme que sentí el día en que tomamos esta foto.

- El primer viaje familiar a NYC.

- Estar junto a mi Papá en Londres.

- Ese viaje de graduación a NYC junto a mi abuelo.

- Ver nieve por primera vez.

- Aprender a vivir en climas de extremo calor y de extremo frío.

- Haber tenido la oportunidad de ver The Phillips Collection un par de veces, y en particular este cuadro:  Luncheon of the Boating Party

- Ver una exhibicion de obras de Norman Rockwell

- Haber sido invitada a ser miembro de Phi Beta Kappa

- Despertarme en Phoenix (a las 6 am aproximadamente) con la noticia de que en NYC (a las 8 am aproximadamente) dos aviones habian chocado contra las torres gemelas. Era Septiembre 11.

- Tener una relación más adulta con mis padres y que mi hermano se haya vuelto uno de mis mejores amigos.

- Enamorarme perdidamente.

- **En esta década también tuve 2 pérdidas grandes, mi Abuelo y mi Tío Julio. Me quedan sus recuerdos y el cariño inmenso.**

Y aunque se que hay  mucho mas, esto es lo que de momento se me viene en mente – continuaré actualizando en las proximas horas, estoy segura.

Mientras tanto, feliz nueva década a todos! Que las cosas buenas sean súper buenas, las malas en realidad no sean tan malas, y el resto sea pura diversión. **Besos**

Tuesday, December 29, 2009

Books I Can Live Without

From yesterday in the New York Times:

Room For Debate: Books You Can Live Without

A series of short essays by various published authors talking about books which they have or will get rid of, and books they’ll forever keep in their bookshelves until the end of the days. 

During the clean up in September, under the huge pressure of not having enough space for all my crap and the utter need to get myself organized, I found myself having to choose between books and extra space – and having extra space won.

So, off they went those books written by little known one-hit-writers that ended up in my possession when a friend of mine, getting rid of her own clutter, shoveled them into my arms when I didn’t manage to turn on my heels fast enough to run.

I also said bye-bye to old text books from college – throwing away those heavy-as-bricks accounting books made my heart give a little leap, and I couldn’t help but raising my arms in glory after getting rid of a box filled with books with titles that included words as management, economics, and statistics – buaghhh.

Finally, I sent away those incredibly crappy books I gathered in two years of belonging to an absurd book club (to which I still belong to – don’t ask) that made me feel as if my brain cells had been reduced to 2 and all the money spent in my education was thrown down the drain.

Nowadays with theIMG_4046 clean up finally over and the books neatly placed in shelves that will soon turn into dust magnets, I've finally managed to put in place those books that I haven't yet read but will soon: Haruki Murakami’s “What I Talk About When I Talk About Running” and “Sputnik Sweetheart” by the same author; Kate Mosse's "Labyrinth";  Jane Austen’s “Persuasion”; Chuck Palahniuk’s “Snuff”; David Sedaris’ “When you are engulfed in Flames” and one I am itching to read, “Holiday’s on Ice”, among a half a dozen others.

I've placed in our spare room the books that I chose to keep and will never get rid of because they not only define me, they’ve also made me. Organized in alphabetic order, theme, language, and country of origin are my favorite books written by Gaiman, Nabokov, Dostoyevsky, Kundera,  Cortazar, Vargas Llosa, Palahniuk, Garcia Marquez, Sedaris, King, Rowling, Allende, in addition to half a dozen  anthologies of classic literature.

All these books will remain in a bookshelf along with others written by ‘not-so-special' writers, but soon enough, when in need of another cleanup, some of them will have to go away – however, until then, I think I’ll keep for a little longer those books by Helen Fielding (“Bridget Jones’ Diary”), Audrey Niffenegger (“The IMG_4049Time Traveler’s Wife”), and the first two of the Twilight series (“Twilight” and “New Moon” which I really hate, but, you see, I cannot bring myself to throw away books about vampires) … ah, those guilty little pleasures.

Wednesday, December 23, 2009

 

Yo tenia 4 años cuando Santa vino a mi casa – aunque de inmediato me di cuenta que no era Santa sino mi Tío W vestido en un disfraz y con muy poco relleno en la panza.

Esa misIMG_3925Cma noche recibí como regalo un esfero mágico grande-grande que no alcanzaba en mi mano, y tan grueso que mis deditos dolían al tratar de escribir – pero eso no importaba, por que como digo, el esfero era mágico! El esfero en realidad era un tubo transparente lleno de líquido y papelitos de colores que iban y venían conforme uno lo movía, y la tinta era del azul mas lindo que había visto hasta ese entonces. Además del esfero mágico también recibí un lápiz de caucho, que aunque no era tan mágico como el esfero y solo escribía mas o menos, igual era fantástico por que era largo y flexible y se lo podía enredar en si mismo y hacer nudos y poner en diferentes formas – ven, no digo? Magico!.

Tenía más o menos 14 cuando decidí que la navidad me valía un huevo y no la celebraría más.

A los 19 afortunadamente la antipatía se me había pasado – no por esfuerzo propio, sino que me había conseguido un noviecito de lo más simpático que desde el inicio se puso como misión hacerme y verme feliz, así que en nuestra primera navidad juntos (que la pasamos en Arizona) me llenó de regalitos y sorpresas.

Cuando tuve 23 pasamos Navidad en Paris, en una de las noches mas memorables y queridas de mi vida, junto al primo Guille y su esposo Jean Pierre,  quienes se lucieron increíblemente con una cena deliciosa y mentes gustosas de escuchar nuestras historias y compartir las suyas.

A los 26 disfruté una Navidad en casa, con mi madre, mi hermano, y mi N reunidos cocinando sin parar, riendo sin parar, haciendo galletas por docenas, horneando el Jamón, preparando ensaladas, y contando los minutos hasta la media noche cuando abrimos la pila de regalos que teníamos esperándonos (y tentándonos) desde hace varios días.

Este año la Navidad la festejaremos también en familia junto al Garabato que desde hoy ha venido a quedarse con nosotros y con 10 libras de jamón horneado en miel que nos espera en el freezer desde el viernes.

Tendremos regalos, y canciones, y The Nighmare Before Christmas (esta película es tradición), y sobre todo nos tendremos mutuamente y celebraremos una vez mas que estamos juntos, y tenemos salud, y estamos calentitos dentro de casa – y si el clima favorece, nos despertaremos a un 25 cubierto de blanco listo y dispuesto a una buena guerra de bolas de nieve.

Feliz Navidad.

Sunday, December 13, 2009

‘Tis the Season!

Con el frío y las gripas me he visto forzada a quedarme en casita, y para matar el aburrimiento el día de ayer me puse a trabajar en dos pequeñines que tenia en mente desde hace varios meses.

Con afecto y emoción les presento a Pio, y Peyo:

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Sunday, December 06, 2009

La Princesa y el Dragon

Érase una vez una princesa linda linda, de ojitos pispiretos y largos cabellos castaños, que vivía temporalmente en un lejano y caliente reino llamado Hyderabad.

La linda princesa había llegado a dicha ciudad convencida de que su pasaporte Ecuatoriano venia junto con el resto de sus documentos importantes en su maleta, pero como su pasaporte ecuatoriano es de uso nulo la princesa no se dio cuenta sino hasta varios meses y 2 cambios de casa después que el famoso pasaporte rojo no se encontraba entre sus pertenencias.

Que terrible.

La pobre princesa busco y busco en closets y cajones, en carpetas y cajas, en maletas y carteras, todo bajo el vigilante ojo de un dragón que con su mirada de láser chamuscante le recordaba a la princesa que todo lo que toca pierde o daña y que esta era una razón mas para mandar a la princesa a vivir en un cuartito en lo mas alto de una torre y donde seria alimentada de nada mas que sopa de habas (su comida mas odiada) por toda la eternidad.

Así pasaron muchos meses en los que la princesa no encontraba su pasaporte (y el dragón en lugar de ayudarle a buscar se dedicaba a estornudar fuego), por lo que la princesa ya veía en su oscuro futuro una visita a la espeluznante embajada Ecuatoriana en Londres, que a pesar de encontrarse ubicada en el lindo e increíblemente caro barrio de Knightsbridge es mantenida por la gente a su cargo tal cual era el terminal terrestre en Quito hace unos 20 años, es decir, hecha una porquería.

Sin embargo era tan siniestro el prospecto de ir a tal oscuro y mal oliente lugar y presentarse frente a los ogros pipones, que la princesa prefirió dar una segunda oportunidades a sus mágicos poderes de búsqueda y mas bien se propuso regresar al reino del norte de America y desempacar todos sus bienes para asegurarse de no dejar un rincón sin ser examinado antes de emprender la odisea de sacar un pasaporte nuevo.

Entonces, en una inusualmente caliente noche de otoño, mientras la princesa organizaba los tesoros del dragón (que incluyan mas no se limitaban a: un sinfín de cajas vacías de todos los tamaños, papeles viejos, pelotas saltarinas, centenares de esferos, lápices y clips, y al menos una docena de frasquitos de desinfectante de manos) la princesa diviso un objeto de color y formas familiares, escondido en una caja con el nombre de "cajón de la mesa de noche del dragón" y en la que se encontraba el preciado pasaporte de la princesa!

Es decir queridos niños que el pasaporte que causo horas de desesperada búsqueda se encontraba todo el tiempo bajo el dominio del dragón descabezado que no recordó que el mismo guardo tal documento (junto a otros documentos incluso mas importantes que también andaban perdidos) entre sus pertenencias.

Y así, la princesa monto en cólera y le dio un derechazo en la nata al dragón, quien se fue llorando y lamentándose a esconderse en su cueva a seguir jugando World of Warcraft.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.