Te vi esta tarde, Darío.
Trabajabas en la sección de testing en mi oficina. Estabas vestido de trabajo, con kakis y camisa de rayas. Super formalito, con el cabello bien arreglado con gel, caminabas por los pasillos saludando a la gente en forma profesional. Al sentir mi mirada en ti regresaste a verme, te sonreí, te pregunte como andabas y luego cada quien a su cubiculo, a seguir trabajando.
Evidentemente el muchacho de esta tarde no fuiste tú, y no se acerca siquiera al que ahora eres. Como me gustaría tenerte cerca. Te extraño.
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